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lunes, 28 de febrero de 2011

De restaurantes y halcones

No entiendo de verdad a esas novias que sufren con los preparativos. No sufráis, chicas, por favor ¡disfrutad el momento! Es verdad que por mi perfil profesional estoy acostumbrada a organizar cosas, buscar ideas, soluciones o proveedores y tenerlo todo bien atadito, pero creo que es perfectamente compatible con disfrutar haciéndolo. De hecho, si dejas que todos los factores que tienes que preparar te dominen a ti, será una auténtica ruina a no ser que sepas hacer malabares con pelotas en el aire.

Sinceramente, puedes preparar una boda en una semana. Lo que pasa es que a veces somos demasiado exigentes o caprichosas, o quizá es cuestión de indecisión, y naufragamos en un mar de dudas. Nacho me pidió en matrimonio y a las 14 horas teníamos el lugar. ¿Cómo? Pues con las ideas claras: queríamos una boda al aire libre y a poder ser en El Pardo, un lugar que me trae muy buenos recuerdos de la niñez. Bueno, pues pasamos horas viendo sitios que cumplían más o menos nuestros requisitos y otros que nos parecían bonitos aunque estuvieran en otras poblaciones. Vimos más o menos precios y fuimos a ver dos. Uno que era muy barato pero que parecía un tanatorio y otro, carete, pero en El Pardo y que se ajustaba perfectamente a nuestra idea.

¡Atención con los restaurantes! 
Muchos ponen los precios del cubierto a sesenta euros, pero resulta que si quieres vestir las sillas de la ceremonia o el banquete, son 3 euros cada funda; tampoco incluyen la barra libre, ni al Dj... Y un largo etcétera de letra pequeña que hace que llegues al mismo precio del cubierto de otro sitio por encima de los 100 pero que ya te lo incluye todo. Es de los mejores consejos "bodiles" que os puedo dar. Así que estad avispadas pero no visitéis mil sitios. ¡Pensad antes bien qué queréis y ahorraréis mucho tiempo en todo!

La verdad es que también tuve suerte porque si no hubiera habido un sitio decente en El Pardo otro gallo habría cantado. Pero, básicamente, buscad una serie de condiciones y no os enmarañéis entre castillos, fincas rocieras, pazos u hoteles... Hay tantos que si empiezas a mirarlos todos ¡puedes llegar a enloquecer!

En cualquier caso, lo mejor de preparar mi boda- que me lo estoy pasando pipa- es que tengo un novio tan tan implicado que no es que no dé problemas, sino que disfruta tanto o más que yo y eso siempre ayuda, claro. Cuatro ojos ven más que dos y encima toda esta alegría ya nos la llevamos. ¡Son muy divertidas nuestras "tormentas de ideas"! En una casi decidimos que un halcón nos trajera las alianzas en plena ceremonia. ¡Al final, pensamos en los tocados de las señoras y nos dio miedo, pero aún nos reímos cuando nos acordamos de las caras que pusieron mi madre y mi suegra cuando lo contamos!

Por si alguna se atreve:
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Hay más sitios. San Google os ayudará seguro.






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