Una de mis cosas favoritas es un paseo un sábado o un domingo soleado de una hora o dos que acaba en aperitivo. Durante el paseo de ayer, mi novio y yo descubrimos una tienda de decoración al principio del Paseo de las Acacias en la que volverse loco. ¡Lo queríamos todo! O casi todo. ¡Qué cosas! Teléfonos antiguos, lámparas que imitan los focos de los rodajes de cine, maletines antiguos, una jukebox... Sufrimos mucho porque queríamos tantas cosas que al final no nos llevamos nada! ¡No conseguíamos decidirnos sólo por una!
Y después, un "momento de calidad".
La vida se tiñe de rosa cuando comprendes que la felicidad son instantes sueltos, aquí y allá, que no implican necesariamente que a una le toque la lotería, basta con una caña en una terraza en una tregua del invierno con una persona querida.
Yo me he dado cuenta de que si le pido más a la vida, me da menos, porque estoy entonces preocupada por lo que no tengo y no disfruto de lo que sí.
¡Os deseo un momento de calidad hoy!
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