"Oh, they say when you marry in June, you're a bride all your life" (dicen que cuando te casas en junio, eres novia para toda la vida), reza una canción de Siete novias para siete hermanos, responsable de que mi boda se celebre ¡en 17 días!
Pero junio es ya de por sí una fecha tradicional para este tipo de ceremonias, desde la antigua Roma, pues la diosa que presta su nombre al mes, Juno, es la deidad del matrimonio y reina de los dioses, y otorga a los contrayentes felicidad y prosperidad.
Mayo, por su parte, estaba consagrado a los antepasados (maiores), y se creía que los fallecidos hacían sus incursiones entre los vivos. Durante la Antigüedad y la Edad Media, se perpetúa la creencia de que hay que evitar casarse en mayo porque se corre el riesgo de contraer matrimonio con una aparecida o con una mujer embrujada del Otro Mundo.
La culpa la tiene la "Noche de Walpurgis": La tradición, probablemente vikinga y difundida por celtas, dice que desde la puesta del sol el 30 de abril a su salida el 1 de mayo transcurría la "noche de brujas", la festividad de Beltane en honor a Belenos, dios del fuego, prendiendo hogueras para renovar con el humo a los pueblos y a sus habitantes. Desposarse en estos días podía ser nefasto para la fertilidad de los cónyuges.
No sólo la fecha típica para las bodas nos viene de los romanos, ya que el velo, al parecer, también es una antiquísima manera de alejar a los malos espíritus de la novia.
Con mayor o menos respaldo histórico, lo cierto es que la ceremonia matrimonial está cargada de simbolismos y supersticiones para todos los gustos: no se deben usar perlas, porque cada una es una lágrima; no hay que casarse un martes porque entonces se discutirá mucho por el influjo de Marte, dios de la guerra; si el novio llega con la corbata torcida, será infiel; la lluvia de arroz asegura la prosperidad y la descendencia... Hay muchas chicas que llevan huevos a las clarisas para que no llueva en su gran día (pero ya os digo que no funciona, si no que os cuente cómo llovió en el suyo mi amiga Beatriz).
En fin, que yo me caso en junio porque para mí tiene un especial simbolismo, por lo cinematográfico del asunto y una pequeña dosis de superstición y es que, al fin y al cabo, ¿qué hay de malo en querer ser una novia para toda la vida?
Así que ¡celebrad vuestra boda cuando y como queráis, y disfrutadla mucho, aunque os vea el novio el vestido antes de tiempo, llueva o sea un día 13! Lo importante es el paso que estáis dando y lo que os ha llevado a hacerlo.
¡Enhorabuena!
2 comentarios:
at: 2/6/11, 0:17 dijo...
Interesante entrada
at: 3/6/11, 11:34 dijo...
¡GRACIAS!
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