Durante la fiesta, pusimos a disposición de los invitados unas postales retro chulísimas a las que previamente habíamos pegado sus correspondientes sellos y puesto en ellas nuestra dirección, para que nos escribieran consejos para un matrimonio feliz. Después, tenían que hinchar un globo con helio, atarlas ¡y dejarlas volar!
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| mi amiga Laura mandando su consejo |
Por si a alguna os parece una buena idea, os aviso de que con un sólo globo aquello no flotaba.
Os aclaro que cada postal tenía un aviso en rojo que rezaba "si me encuentras, échame a un buzón", y teníamos la fantasía de que así fuera y recibirlas después de que pasaran las "aventuras" que fuesen ¡pero no nos ha llegado ninguna! No es que necesitemos ya los consejos, es que nos haría mucha ilusión recibirlas después de que alguien desconocido las haya encontrado (alucinado) y enviado.
Supongo que lo de celebrar la boda en mitad del monte no ayudó mucho...
Eso sí, que conste que no perdemos la esperanza.
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